Este artículo fue traducido por Sofia Garay. To read this story in English, click here.
La comisión de redistritación del Condado de Prince George’s reunió con el consejo del condado para evaluar el mapa propuesto para redistritación y escuchó a los ciudadanos durante una sesión pública el día martes. Algunos de los miembros de la comunidad sienten que el plan propuesto no es tan representativo del condado como podría ser debido a los cambios demográficos entre los censos de 2010 y 2020.
El nuevo plan incluye mover recintos de un distrito a otro para igualar a las poblaciones. Barbara Holt Street, residente del Distrito 6, quien atendió la sesión pública, comprende que es necesario mover las distintas municipalidades a un distrito individual pero ella quiere asegurarse que algunas de las comunidades como Lake Arbor y Brock Hall no serán divididas, ella dijo.
“Estas son comunidades que han sido muy fuertes y muy activas, y dividir algunas de ellas podría ser un problema porque han sido muy cohesivas en su trabajo también”, dijo Streeter.
En el Condado de Prince George’s, el proceso de crear el mapa está abierto al público, pero el consejo del condado tiene la última palabra. Los críticos dicen que el plan de redistritación actual es muy semejante al mapa de 2011, el cual ellos discuten representa a los residentes dentro del Capital Beltway incorrectamente.
En 2011, la comisión de redistritación del condado propuso cambios significativos en un intento de representar el condado de manera más cohesiva. Pero el consejo del condado rechazó la propuesta y rehicieron las líneas ellos mismos, explicó D.W. Rowlands, una asistente de investigación en el Programa Metropolitano de Políticas Públicas de Brookings.
De acuerdo al abogado y activista ciudadano Bradley Heard, cerca del 43 por ciento de la población del condado reside dentro del Beltway. Ocho de nueve distritos irrumpen en la parte interior del Beltway amortiguando la influencia de los residentes urbanos y de bajos ingresos por medio de la reducción de la densidad de población de cada distrito y el aumento de su ingreso promedio, dijo Heard.
“Es casi como si fueran dos condados”, él dijo. “Tienes una parte del condado que está dentro del Beltway eso es, densamente poblado, que tiene acceso a transporte público y que, en su mayoría, tiene ingresos bajos; y luego tienes una porción del condado afuera del Beltway que es mayormente suburbano, que no está conectado al transporte público, y con ingresos más altos”.
Heard también enfatizó que si no se toma ninguna acción, el mapa de redistritación va a reproducir los mismos problemas que el condado ha estado enfrentando desde la década pasada.
“El interés de la gente dentro del Beltway y la gente con ingresos bajos dentro del condado son marginados por los planes de redistritación, y van a continuar siéndolo si no se hace algo más justo para balancear a la población en este lugar y más justamente reflejar la diversidad de la población”, él dijo.
Durante la sesión pública, el Dr. Nathaniel Persily, un profesor de derecho en la Universidad de Stanford, describió el plan propuesto y la necesidad de mover ciertos recintos a distritos diferentes para mantener la desviación de la población a un mínimo.
“Dado el retraso de los datos censales, y otros retos que la comisión enfrentó, el enfoque del menor cambio era una manera razonable de abordar el problema del cumplimiento de una persona, un voto, sin mucho cambio al plan”, dijo Persily.
Este enfoque significa mover un recinto, con una población de cerca de 4.000 personas, de Distrito 1 a Distrito 2 para igualar el distrito y mover los recintos que componen District Heights en Distritos 6 y 7, él dijo.
Pero Heard cree que hay problemas con este principio de menor cambio.
“Es el principio de basura entrante, basura saliente, no?” él dijo. “Vas a tomar los problemas del mapa existente, y repetirlos en el mapa actual”.
Streeter también estaba preocupada por la falta de participación de la comunidad con respecto al proceso de redistritación. Ella sugirió comunicarse con las iglesias, fraternidades, sororidades, las comunidades de ancianos y las organizaciones sin fines de lucro de la comunidad para compartir información importante “para aumentar la esfera de influencia asegurándonos de involucrar a la mayor cantidad de personas posibles en los próximos pasos”, ella dijo.
El proceso de redistritación no siempre atrae tanto interés público, pero la directora de la participación comunitaria en la Universidad de Maryland Gloria Aparicio Blackwell cree que es crítico para los residentes que se involucren en este tema para prevenir la tergiversación en los distritos nuevos.
En la universidad, la Oficina de Participación Comunitaria es un lugar para que los estudiantes se conecten con la comunidad de manera impactante, además de crear un sentido de participación cívica entre los estudiantes y “por supuesto, para dar una voz a los que no tienen voz”, dijo Blackwell.
Blackwell explicó que el proceso de redistritación es para empoderar a la comunidad. Es el deber de los miembros de la comunidad, incluyendo los estudiantes, de estar tan involucrados como puedan.
Si el mapa creado por la comisión continúa distorsionando las comunidades, estas quizás no recibirán los recursos necesarios para las calles, el mejoramiento de infraestructura y seguridad alimentaria, dijo Blackwell.
“Una vez que dejes la universidad, vas a ser parte de una comunidad”, dijo Blackwell. “Y si no somos defensores de nuestras propias comunidades, quién más va a serlo?”
La escritora Shreya Vuttaluru contribuyó a este reportaje.