Este artículo fue traducido por Bridget Collins desde un reportaje de Oliver Mack. To read this story in English, click here.

Los expertos dicen que los esfuerzos del Presidente Donald Trump para debilitar el Departamento de Educación de los Estados Unidos impactarían severamente la educación superior y la capacidad de los estudiantes para costearse la universidad.

La administración de Trump ha estado trabajando para desmantelar el departamento a través de la acción ejecutiva como parte de una campaña más grande para recortar los gastos gubernamentales y la fuerza laboral federal. Un departamento disminuido podría impactar los préstamos estudiantiles, la ayuda financiera y los fondos para investigación.

“Los cambios y los recortes serán mucho más severos y dramáticos de lo que yo, y pienso que muchos de mis colegas, habriamos imaginado”, un profesor titular de la política de educación David Blazar dijo al Diamondback. 

El departamento de educación apoya principalmente la educación pública a través de los programas de ayuda financiera, los fondos para investigación y los préstamos estudiantiles. Los gobiernos estatales y locales tienen un papel más directo en la asignación de fondos operativos y la fundación de la política de educación, según el sitio web del departamento.

Nancy Shapiro, la anterior vicerrectora asociada de la educación y compromiso del Sistema Universitario de Maryland, dijo que el departamento también es responsable de asegurar el acceso equitativo a la educación y dirigir el canal de educación en general desde preescolar hasta la escuela de posgrado.

“Si no tuviéramos el papel federal en la educación pública, las escuelas públicas dependerían del apoyo local y estatal, y no todos los estados son igualmente ricos”, dijo Shapiro. “Lo que el Departamento de Educación hace es intentar igualar el financiamiento y proveer más apoyo para las escuelas públicas que lo necesiten”.

Shapiro dijo que un departamento debilitado provocaría una diferencia de equidad educativa mucho más grande, porque el departamento trabaja para asegurar la diversidad en las escuelas.

El departamento de educación entrega a alrededor de 13 millones de estudiantes más de $120 mil millones combinados en subvenciones cada año, fondos de ayuda de estudio y préstamos de bajos intereses, según su sitio web.

El proceso de entrega de la ayuda financiera federal y las Subvenciones Pell vería unos cambios significativos sin el departamento, dijo Shapiro, porque es actualmente el apoyo principal de los programas.

Blazar dijo que muchas familias ya enfrentan ineficiencias en el sistema de ayuda financiera y que una debilitación del departamento podría empeorar más esos problemas.

Campbell Scribner, un profesor titular de la política de educación en esta universidad, dijo que un departamento debilitado no eliminaría los préstamos estudiantiles, porque todavía vencen, pero el proceso para los estudiantes y las familias sería más difícil.

“Puede ser que sin eliminar ningún programa, en sí, sólo se eleve los tipos de barreras y el número de quebraderos involucrados en obtener los préstamos o lo que sea”, dijo Scribner.

En una declaración al Diamondback, Michele Zampini, la directora superior de asequibilidad universitaria para el Instituto de Acceso y Éxito Universitario, una organización sin fines de lucro de investigación y apoyo, dijo que desmantelar el departamento sería “desastroso” para las personas con deudas de préstamos estudiantiles federales.

“Incluso antes de que se presentará esta propuesta, muchos de estos prestatarios tuvieron dificultades en devolver los préstamos y navegar las políticas cambiantes”, escribió Zampini. “La demolición del Departamento desencadenaría aún más caos e incertidumbre, lo que cambiaría drásticamente las vidas de la gente en un tiempo donde ellos necesitan más estabilidad que nunca”. 

El gobierno federal también tiene un papel clave en proveer subvenciones para investigación a las instituciones de educación superior, específicamente a través de las agencias tal como el Instituto para las Ciencias de Educación, dijo Scribner. Perder el dinero para investigación impactaría la capacidad del país en valorar el éxito de varias estrategias de educación entre los estados, añadió él.

Los Institutos Nacionales de la Salud el 7 de febrero anunciaron un límite de 15 por ciento a los “costos indirectos” que las instituciones de investigación tal como esta universidad pueden cobrar al gobierno federal, incluyendo el equipo y el personal. Un juez federal temporalmente bloqueó el límite el 10 de febrero.

Scribner añadió que sin las subvenciones para investigación, o con menos financiamiento, los profesores y los investigadores se enfrentarían a mayores obstáculos y recursos limitados,  lo que causaría que el programa de investigación sufriera. 

El anterior Presidente Jimmy Carter estableció el departamento de educación en 1979 con el propósito de reunir recursos a lo largo del país para fortalecer la educación.

A pesar de que desmantelar el departamento requeriría una acta del Congreso, puede debilitarse por las interpretaciones o las relajaciones de los requerimientos para el financiamiento federal, dijo Scribner. Él añadió que la administración de Trump puede también enviar las “Dear Colleague Letters” a las escuelas K-12 y a las universidades para resumir cómo varios departamentos interpretarán ciertas órdenes judiciales del Congreso.

“Es muy posible que se verá que la administración de Trump use [las cartas] muy agresivamente del mismo modo que ellos han usado las órdenes ejecutivas agresivamente para … cambiar la dirección del departamento”, dijo Scribner.

Shapiro dijo que la mejor manera de que los estudiantes y los educadores puedan hacer algo contra los cambios en el departamento de educación es votar en las próximas elecciones.

“Mientras tengamos el voto, tendremos poder”, dijo Shapiro. “Este es un preciso momento en donde la gente necesita evaluar dónde ellos están  en cuanto a los elementos importantes de nuestra democracia, la educación siendo, por lo que a mí me respecta, la parte más fundamental”.