Este artículo fue traducido por Maria Matas sobre el reportaje original escrito por Michael Howes. To read this story in English, click here.

Andrew Valmon estaba sentado en el banquillo del Gottlieb-Daimler-Stadion en Alemania, celebrando con sus compañeros de equipo su victoria en relevos 4×400 metros que bate récords, en el Campeonato Mundial de 1993, cuando de repente, todo el mundo se silencio. El compañero de equipo de Valmon, Butch Reynolds, miró hacia atrás y vio a Primo Nebiolo, presidente de la Federación Internacional de Atletismo Amateur.

Nebiolo interrumpió al equipo para decirles a los cuatro que recibirán sus medallas de oro ese mismo día. Valmon, ahora entrenador y jefe del equipo de atletismo de Maryland, acababa de batir el récord mundial del relevo 4×400 con sus compañeros en Alemania. Era un récord que Valmon y los EEUU establecieron el año anterior en los Juegos Olímpicos de 1992 en Barcelona.

El corredor, que en ese tiempo tenía 28 años, se sintió eufórico en el podio por haber conseguido otro récord mundial.

“Es lo que sueñas cuando eres niño”, dijo Valmon.

Desde entonces, el atleta olímpico ha utilizado su experiencia para darle prestigio al programa de atletismo de Maryland. Valmon ha entrenado a 54 All-Americans y sus corredores han batido más de 50 récords escolares, bajo su tutela. “Es un gran modelo a seguir”, dijo el corredor de Terps Kamari Trotz. “Él sabe lo que se necesita para llegar [al Campeonato Mundial]”.

Valmon y su compañero de equipo Reynolds se hicieron amigos durante los entrenamientos de 1991 y 1992. Reynolds dijo que la consistencia de Valmon se destacó en esas sesiones. Valmon compitióa nivel internacional por primera vez en las eliminatorias de los Juegos Olímpicos de 1988 en Seúl. Anteriormente, estableció el tiempo récord del Big East para los 400 metros masculinos en 1987 como atleta universitario en Seton Hall.

Su equipo de relevos perdió el Campeonato Mundial de 1991 contra el Reino Unido, la primera vez desde 1952 que los Estados Unidos fue derrotado en la final de un 4×400 metros masculino internacional o mundial. El año siguiente, Valmon quiso venganza.

“Entras en el campeonato con la esperanza de que esto nunca volverá a suceder y aprovecharás al máximo cada oportunidad para seguir adelante”, dijo Valmon. “Obviamente, todos teníamos la misión de recuperar el primer puesto en los relevos para Estados Unidos”.

Valmon terminó cuarto en las pruebas olímpicas de 1992, detrás de su compañero estadounidense Quincy Watts por sólo 0,3 segundos, y se clasificó para el evento de 4×400 metros. Valmon rápidamente asumió un rol de liderazgo para el equipo, dijo Watts. Watts admiraba a Valmon y respetaba su opinión. En los Juegos Olímpicos de 1992, Valmon pasó muchos nervios, más de lo que normalmente tenía antes de un evento, dijo. Tenía la oportunidad de finalmente recuperar la derrota del año pasado.

Después de un comienzo espectacular rapidísimo como primer corredor del equipo, a Valmon se le pasaron los nervios. Levantó los puños en el aire después de entregarle el relevo a Watts. Estados Unidos tenía una ventaja considerable y nunca la perdió, ya que Michael Johnson y Steve Lewis contribuyeron a la victoria. Ellos establecieron el nuevo récord mundial con un tiempo de 2:55.74.

“Nos pusimos a saltar como locos. Éramos como niños pequeños”, dijo Watts. “Veías a un grupo de jóvenes que actuaban como si tuvieran entre 9 y 10 años pero nosotros simplemente saltábamos y nos abrazábamos los unos a los otros”.

El récord duró sólo un año más hasta que Valmon y Estados Unidos tuvieron otra oportunidad de batirlo en el Campeonato Mundial de 1993 en Alemania. Esta vez, Valmon y su equipo tenían la meta de superar el récord lo mejor que pudieran, afirmó.

Lo lograron. Valmon, Watts, Reynolds y Johnson batieron el récord del año anterior por más de un segundo con 2:54.29. El récord se ha mantenido desde entonces. Valmon siguió como profesional por sólo unos cuantos años más antes de convertirse en entrenador en 1995. Después de pasarlo mal en las semifinales de 1996, se dio cuenta de que era necesario un cambio.

Ya era entrenador asistente de atletismo en Georgetown. Cuatro años más tarde, asumió el cargo de entrenador como jefe de los Hoyas a tiempo completo. Valmon dejó Georgetown para convertirse en el entrenador principal de Maryland en 2003, un cargo que ocuparía durante los próximos 20 años.

Desde que se unió al equipo de los Terps, Valmon ha tenido como prioridad ayudar a sus atletas a llegar a eventos mundiales como lo hizo él. El verano pasado, los atletas de Maryland Rhys Allen y Tolu Akinduro representaron a sus respectivos países, Gran Bretaña y Canadá, en el campeonato continental U20.

Tres alumnos de atletismo de Terps participaron en el Campeonato Mundial de Atletismo del año pasado, incluido Micha Powell, quien también consiguió el oro para Canadá en el relevo 4×400 el verano pasado durante los Juegos del Commonwealth.

A Trotz, un corredor de corta distancia de cuarto año en Maryland, le gustaría correr algún día en los Juegos Olímpicos como lo hizo Valmon.

Trotz y Valmon hablan sobre sus metas olímpicas y lo que debe hacer para alcanzarlas. La fé de Valmon en Trotz le ha dado la confianza en que puede llegar a esa meta.

Valmon regresó a la escena olímpica en 2012 como jefe del equipo olímpico de atletismo de los EE. UU., pero actúa más bien como facilitador, dijo. No quería interferir con el entrenamiento que habían recibido en otros lugares.

El entrenador de Maryland ha confiado en lo aprendido en sus experiencias en campeonatos durante sus dos décadas de entrenamiento con los Terps. Sus corredores lo ven como un mentor dentro y fuera de la pista debido a esos logros. Trotz habla con su entrenador sobre cualquier cosa, desde lo que quiere lograr profesionalmente hasta temas que suceden en su vida personal, dijo.

“Valmon me ha ayudado en todas las facetas de mi vida desde que llegué aquí”, dijo Trotz. “Estoy eternamente agradecido por la oportunidad que él me ha dado de correr aquí”.

Valmon espera que sus corredores sientan la euforia de representar a su país, un sentimiento que él conoce bien.

“Quiero que [mis corredores] tengan la misma oportunidad”, dijo Valmon. “Lo que realmente importa es llegar a ver a los atletas en un campeonato nacional. Y para nosotros se trata de mantener la tradición”.