Este artículo fue traducido por Maria Matas desde un reportaje original escrito por Taylor Lyons. To read this story in English, click here.

Michael Locksley ha visto esto antes.

El equipo de football de Maryland había perdido anteriormente 14-0, ocurriendo por una falta de defensa y ataque cuando tuvieron la posesión de la pelota dos veces al principio del partido. Esto recordó a Locksley de los partidos de años pasados en su mandato. En esos momentos, los Terps raramente atacaban de vuelta y dejaban que los fracasos de los primeros momentos del partido afectarán su estado de ánimo por el resto del partido.

Pero el 9 de septiembre, Locksley vio un comportamiento diferente. El equipo de Maryland remontó de la desventaja inicial con 38 puntos y convirtió el desastroso comienzo en ganar por 18 puntos.

Nada de la victoria fue satisfactoria, dijeron Locksley y los jugadores después del partido, pero esto le indico al entrenador más de lo que esperaba aprender sobre su equipo antes de enfrentarse a un adversario que acabó en 3-9 la temporada pasada.

Locksley dijo en la pretemporada que sentía como que los Terps estaban preparados para competir en los campeonatos de la liga Big Ten. Una victoria como la del 9 de septiembre demostró que el equipo de Maryland ha superado algunos de los retos que plagaron las reiteraciones anteriores del equipo.

“Superamos algunas dificultades temprano, lo que me demostró que somos el tipo de equipo que pensé que podíamos ser”, dijo Locksley.

“No creo que vi a nadie mirando el marcador con una mirada de ‘Oh, aquí vamos de nuevo’ que ya he visto por aquí en los últimos tres o cuatro años”, dijo. “Para mí, es un testimonio del vestuario y del tipo de cultura que tenemos”.

Locksley vio a muchos jugadores protestar durante el tiempo muerto. Los veteranos Taulia Tagovailoa, Jeshaun Jones y DJ Glaze expresaron sus frustraciones y trataron de darles fuerza, dijo. También lo hizo el ala cerrada del primer año Dylan Wade, quien jugó solo tres snaps el 9 de septiembre.

Esa energía contagió a los del banquillo cuando Maryland regresó al campo. En lugar de enfurruñarse en los banquillos, los jugadores caminaban arriba y abajo, ondeaban toallas e hicieron lo que pensaron necesario para motivar a los jugadores.

Esto motivó a los Terps para marcar cuatro touchdowns en la segunda mitad. Billy Edwards Jr. marcó un gol en un pase del quarterback. Colby McDonald marcó su primer touchdown de la temporada. Tagovailoa y Kaden Prather marcaron una anotación de 40 yardas. Roman Hemby marcó un total de 217 yardas desde el scrimmage con una carrera de touchdown de 15 yardas.

“En esos momentos es cuando más necesitamos estar juntos”, dijo Hemby. “Nos unimos por los retos que enfrentamos. Esas son las cosas que nos ayudan a crear una buena relación entre nosotros”.

Los Terps entraron al medio tiempo perdiendo por cinco. Después de un drive siguiendo el descanso, lideraron por tres. A mediados del último cuarto, lideraron por 24.

“Vi el liderazgo al margen”, dijo Locksley. “No vi pánico”.

La palabra pánico hubiese descrito como los equipos anteriores de Maryland hubiesen afrontado una situación similar.

Aún así, los Terps no pueden permitirse el lujo de comenzar como lo hicieron el 9 de septiembre contra equipos mejores. Un hoyo inicial de 14 puntos no sería tan fácil de superar contra los oponentes Big Ten de Michigan, Ohio State o Penn State, que acechan en el calendario de Maryland.

Sería aún más difícil de lograr contra equipos de ese nivel si la ofensiva falla durante períodos prolongados como pasó el 9 de septiembre. Tagovailoa lanzó dos intercepciones, los corredores de Terps les costaron ganar terreno en la primera mitad y las costosas caídas y penalizaciones volvieron a ser un problema.

Maryland sabe que debe corregir esas lesiones pronto. El equipo de Virginia llegó a College Park el 15 de septiembre y luego empieza los partidos de conferencia.

“En nuestro vestuario, no fue una celebración necesariamente”, dijo Locksley después del partido. “Todos sabemos que no jugamos a la altura de nuestro estándar”.

La mayor parte de la victoria del 9 de septiembre fue frustrante para el entrenador pero encontró consuelo en ese coraje. Él cree que su equipo ha dado un paso adelante, que ya no es un grupo incapaz de superar las dificultades iniciales. Demostraron que están preparados para afrontar desastres.

“Vi cómo tomamos pasos hacia adelante”, dijo Locksley. “No vi a nadie mirando el marcador y quedándose impresionado. Sabíamos lo que hicimos mal. Sabíamos lo que teníamos que corregir… Salimos e hicimos justamente eso”.