Este artículo fue traducido por Sofia Garay desde un reportaje original de Joelle Anselmo y Hannah Ziegler. To read this story in English, click here.

Mientras muchos de los estudiantes de la Universidad de Maryland han celebrado la transición del regreso a clases en persona y la vida bulliciosa en el campus, algunos estudiantes todavía se sienten inciertos y ansiosos.

Después de más de un año de clases por Zoom, algunos estudiantes han costado adaptarse al regreso de lugares públicos abarrotados y docenas de interacciones sociales en mascarillas cada día. Esta adaptación, junto con la pandemia todavía inminente, ha hecho el “regreso al normal” altamente anticipado fuera del alcance para algunos estudiantes.

Kevin Hrozencik, un estudiante de segundo año matriculado en letras y ciencias, ha tenido problemas para navegar por el aumento de las interacciones en persona que sus clases han estimulado.

“Se siente muy raro salir del otro lado [de la pandemia] y empezar a tratar de hablar con la gente”, dijo Hrozencik. “Es como estar caminando en el desierto sin una brújula”.

Como un estudiante de traslado de Towson University en el otoño de 2021, él tuvo problemas para encontrar el equilibrio entre el agotamiento social y conocer gente nueva.

“Necesito…descomprimir de estar abrumado con la cantidad pura de gente que hay afuera”, dijo Hrozencik. “Pero también pienso…’Por qué no puedo salir y hacer cientos de amigos?’”

Andrea Chronis-Tuscano, una profesora de psicología en esta universidad, dijo que los estudiantes no deben preocuparse por si su zona de confort es diferente de la de sus amigos.

“Somos todos muy diferentes…aunque es fácil de compararse con otros, todos tenemos nuestra zona de comodidad”, dijo Chronis-Tuscano. “Esta bien si no nos sentimos cómodos yendo a esa fiesta al aire libre, incluso si el compañero de cuarto de un estudiante se siente bien con eso. Está bien tomar nuestras propias decisiones basadas en lo que es nuestra zona de comodidad”.

Alexander Smead, un estudiante del último año de ciencia de la informática, dijo que la universidad podría aliviar las ansiedades de algunos estudiantes al ofrecer clases en persona y en línea.

“Debería haber una opción para todos porque si alguien está más asustado del corona o tiene padres que son muy viejos”, dijo Smead. “Todos deberían poder hacer su propia elección de cuánto están expuestos”.

El centro de asesoramiento de esta universidad dijo en un correo electrónico que está trabajando de cerca con “aquellos que son los más vulnerables a las complicaciones de COVID-19” al ofrecer acomodaciones de discapacidad y solicitudes para la flexibilidad en colaboración con el Centro de Salud Universitaria.

Chronis-Tuscano piensa que muchos estudiantes reaccionaron de modo diferente al regreso de interacciones en persona debido al aumento de casos de COVID-19 en el campus de esta universidad. Algunos estudiantes pueden que se han acercado al año escolar con emoción pero enfrentaron la ansiedad intensificada después de recibir un email diciendo que alguien en su clase ha dado positivo para COVID-19, ella agregó.

“Recibí ese primer email y pensé, ‘Ah no, las cosas no están volviendo a lo normal”’, dijo Chronis-Tuscano. “Incluso entre los estudiantes en mi clase del aula grande, yo siento esta ansiedad que no recuerdo estar allí antes”.

Algunos estudiantes, tal como el estudiante de tercer año de contabilidad Varen Gupta, están emocionados de volver a la instrucción en persona pero todavía han expresado preocupaciones de seguridad de COVID-19 en el campus.

“Yo podría estar en casa. Yo podría estar seguro en mi propio ambiente donde no tengo que preocuparme por otros excepto por mantenerme a mí y a la gente de mi casa seguros”, dijo Gupta.

El regreso al campus en persona también ha planteado desafíos para los estudiantes que viajan diariamente a la universidad. Natalia Portillo, una estudiante de tercer año de inglés, dijo que su ansiedad se ha elevado por cosas simples, como cuánta preparación le lleva ir a clase.

Ella agregó que la pandemia facilitó su situación. Portillo podía estar con su perro de confort y hacer sus deberes para la escuela desde la cama sin tener que preocuparse de salir rápidamente todas las mañanas o evitar el tráfico.

Alana Colón, una estudiante del último año de Estudio del arte, viaja por una hora desde Waldorf al campus cada día. Durante la pandemia, la educación virtual la dejó que terminara sus clases entre 30 a 45 minutos sin salir de su casa.

“Si solo estoy viniendo por 45 minutos, mi viaje es más largo que esa clase”, dijo Colón. “Es solo una gran pérdida de tiempo”.

Porque Colón tiene una especialidad “basada en lo digital,” donde la mayoría de las tareas están hechas y entregadas virtualmente, ella piensa que no debe tener clases en persona todo el tiempo.

“Si soy solo yo sentada ahí, mirando [al profesor] presentando videos en YouTube…escuchando al profesor hablar, es bastante inutil para mi”, dijo Colón.

Colón dijo que era “discordante” ver tanta gente de regreso en el campus con amigos.

Una falta de interacción en persona, combinada con el trastorno obsesivo-compulsivo de Colón, la hizo sentir “rendida” a lo que traería el regreso a la normalidad este semestre, ella dijo. Ella ha visto a muchos otros estudiantes expresar las mismas preocupaciones en las redes sociales.

“Hay una parte de mi que es como, ‘Bueno, no soy solo yo,’ pero otra parte de mi que es como, ‘Huh, me pregunto por qué”’, dijo Colón.