Este artículo fue traducido por Sofía Garay desde un reportaje original de Shifra Dayak. To read this story in English, click here.
El 22 de agosto, Tracy Sweet recibió una llamada de atención.
La profesora de la Universidad de Maryland estaba a una semana de volver a dar clases en persona por primera vez en más de un año cuando dos de sus hijos fueron expuestos al coronavirus en una fiesta de cumpleaños al aire libre.
Los tres hijos de Sweet son muy niños para recibir la vacuna de COVID19, aumentando a su inquietud sobre volver a enseñar en persona.
“Es … la aprensión de saber que de esta manera será todo el resto del semestre”, dijo Sweet, una profesora adjunta en la escuela de educación.
Con el regreso de las clases en persona en marcha para el semestre de otoño, algunos profesores tienen sentimientos encontrados sobre el hecho de volver a las aulas.
Para algunos, es una oportunidad de seguir adelante y volver a la interacción en persona que perdió el último año. Para otros, es angustioso pensar sobre los potenciales riesgos para la salud y los ajustes de regresar a la escuela en persona. Y para algunos, es una combinación de los dos.
Anne Simon, una profesora de biología celular y genética molecular, es parte de la tercera categoría.
Simon, quien va a enseñar una clase en persona en el semestre de primavera, conoce los riesgos de primera mano — ella contrajo el virus en junio y fue hospitalizada por una semana, además tiene un miembro de la familia que todavía está lidiando con los efectos a largo plazo de la enfermedad.
Para Simon, los profesores deberían aclararle a los estudiantes que se deben quedar en casa cuando están enfermos. Además ella piensa que los profesores deberían dejar asignados a sus sustitutos en caso de que tengan que hacer cuarentena.
Asimismo, los propios estudiantes deben evaluar los riesgos de salud de sus acciones, tal como salir a restaurantes y bares en grupos grandes.
“Yo pienso que los estudiantes deben preguntarse, ‘vale la pena?’” dijo Simon.
Sin embargo, Simon piensa que volver a una aparente normalidad es inevitable y necesario, si bien arriesgado.
“Tenemos dos opciones para los próximos 10 años”, ella dijo. “Uno es continuar quedándose en casa, sin interactuar, sin tener escuela y sin tener nada como esto, o volver a la sociedad y que esto sea algo con lo cual tenemos que vivir”.
Los profesores están adoptando enfoques variados sobre cómo lidiar con la situación.
Robert Chiles, un profesor titular en el departamento de historia, sabe la importancia de la flexibilidad. Su hija fue vacunada recientemente, pero su ansiedad cuando la vacuna del coronavirus todavía no estaba aprobada para su grupo de edad, y sus observaciones a lo largo de la pandemia entera, le mostraron que es importante respetar a las personas tal como son.
Está ofreciendo transmisiones de video en vivo de sus clases para los estudiantes que están en cuarentena o los estudiantes que no se sienten cómodos volviendo a una clase de 150 alumnos en persona.
Él dijo que su norma ha funcionado hasta ahora.
“Los estudiantes son tan geniales. Ya están respondiendo. Ya estoy volviendo a conectarme con ellos como los viejos tiempos”, dijo Chiles.
Chiles también está priorizando la seguridad en clase. Según las normas de la universidad, los profesores pueden sacarse las mascarillas cuando están enseñando con tal de que se mantengan a una distancia apropiada de sus estudiantes.
Ansioso por aprovechar esta norma, Chiles compró dos reglas de tres metros y las juntó con cinta adhesiva para asegurarse que siempre está a seis pies de distancia de sus estudiantes, dijo.
La norma no es popular con todos los profesores.
Erica Smith, profesora adjunta clínica para el programa de Honores de la Universidad y profesora en la escuela de política pública, dijo que no se va a quitar su mascarilla en clase.
“Siento que los estudiantes no pueden sacarse las mascarillas, entonces por qué debería yo?” dijo Smith.
Ella utiliza una mascarilla N-95 para enseñar y ha invertido en un micrófono para asegurarse que sus estudiantes puedan escucharla claramente. Siempre que sea posible, también le ofrece a sus estudiantes opciones de hacer trabajos en grupos pequeños al aire libre o en el pasillo, dijo.
A fin de cuentas, Smith dijo que piensa que las reglas de la universidad son firmes, y espera que los miembros de la comunidad hagan su parte para hacer que el semestre sea todo un éxito.
Adicionalmente, no todos los profesores están volviendo a clases en persona inmediatamente.
Para Marybeth Shea, una profesora principal de escritura profesional en el departamento de inglés, enseñar en línea no es nada nuevo. Ya que las clases de escritura profesionales son requerimiento para todos los estudiantes, el departamento ofrece una variedad de opciones de clase, incluyendo instrucción en línea, dijo Shea.
Shea continúa enseñando completamente en línea este semestre. Espera que en el futuro, las necesidades de los estudiantes se puedan satisfacer de la mejor manera, si eso es enseñando en línea, un regreso seguro a instrucción en persona o una combinación.
“Espero que la situación de la vacuna esté bien y la circulación del virus en nuestra área sea suficientemente baja como para que las clases híbridas se vean bien”, dijo Shea. “Eso reservaría un poco de la flexibilidad que puedes hacer en la vida digital, pero también encajaría con el espíritu universitario de querer aprender en una comunidad cara a cara”.
Para Simon, la clave para seguir adelante para profesores y estudiantes es la cooperación entre estudiantes y el apoyo de los profesores. Con estos, ella espera que el semestre sea exitoso.
“Espero que los estudiantes estén ansiosos de volver, y sé que los profesores están ansiosos de tener a los estudiantes de vuelta”, dijo ella. “Queremos hacer lo que hacemos siempre, lo cual es ofrecer una educación estupenda a los estudiantes”.